La Paz, 20 oct.- El Movimiento Nacionalista Revolucionario - MNR ha dejado de existir este domingo, luego de 77 años de historia y vida política con luces y sombras. Con apenas 0,8% de los votos, según la proyección de conteo rápido de las elecciones generales, las banderas rosadas dejarán de flamear en Bolivia.

Fundado el 7 de junio de 1942, el MNR nacía a la vida política como la respuesta nacionalista a la Guerra del Chaco y al llamado sistema minero feudal del país. Sus ideólogos fueron Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo, Walter Guevara Arze, Carlos Montenegro, Augusto Céspedes, entre otros, todos provenientes de la joven casta intelectual de mediados del siglo XX.

Víctor Paz Estenssoro, fundador y jefe vitalicio del MNR, fallecido en 2001.
Víctor Paz Estenssoro, fundador y jefe vitalicio del MNR, fallecido en 2001. (Foto:Archivos)

Con estatutos muy ligados a la concepción nacional socialista del Partido Obrero Alemán, el MNR comenzó su alianza con el general Gualberto Villarroel en su gestión de 1943 a 1946, con consignas de luchar contra “la oligarquía y los terratenientes”.

Luego del derrocamiento y colgamiento del presidente militar, el MNR incursionó en las elecciones generales de 1951 y logró 43% de los votos para Paz Estenssoro. Sin embargo, el denominado “Mamertazo” truncó ese proceso democrático que tendría como desenlace la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952.

El MNR con Siles como líder de las movilizaciones y Paz Estenssoro como el jefe nacional en el exilio, además del líder sindical Juan Lechín Oquendo, impulsaron el levantamiento popular que llevó a ese partido al poder hasta 1964.

Las mediadas históricas del MNR quedaron en los libros como la Nacionalización de las minas, la Reforma Agraria, la Reforma educativa y el voto universal.

El partido rosado obtuvo luego, en las elecciones de 1956 y 1960, porcentajes históricos por encima del 82% para Hernán Siles y 74% para Víctor Paz, respectivamente.

Una modificación constitucional y la candidatura en solitario de Paz Estenssoro para tratar de reelegirse se desarrolló en 1964, pero a los pocos meses, su candidato y vicepresidente electo, general René Barrientos Ortuño le daría un golpe de Estado concluyendo la era de la Revolución Nacional.

En la era de las dictaduras, el MNR siempre estuvo en primera fila, buscando espacios de poder y representación. Son conocidas las participaciones políticas de militantes como Guillermo Bedregal en los goles de Alberto Natush o Hugo Banzer.

En los años 80s, con el regreso de la democracia, Siles era ungido presidente por la alianza Unidad Democrática Popular - UDP en 1982, pero el MNR tenía el antecedente de haber hecho jurar a la primera mujer presidenta de Bolivia, Lidia Gueiler, un par de años antes a través del Congreso de la República.

La crisis económica y la hiperinflación hicieron que Siles dimita al cargo y se anticipen elecciones, en las que Paz Estenssoro saldría electo pese a ser segundo con 30% de los votos, luego de Banzer y con 18 partidos inscritos en la papeleta multicolor multisigno.

El llamado “estadista del siglo” aprobó el Decreto Supremo 21060 y con ello daba paso a una economía de mercado, pero con un Estado regulador que al final engendró a las nuevas burguesías y proyectó a las élites gremiales, dos décadas después.

Con el final de los liderazgos históricos como Paz, Siles y Guevara, apareció el recambio con el empresario minero Gonzalo Sánchez de Lozada, quien ganaría las elecciones de 1989 con 25%, pero sería rebasado en el Congreso, que designó al tercero Jaime Paz Zamora, sobrino de Víctor Paz y exvicepresidente de Siles Zuazo, como nuevo presidente de la República.

Sánchez de Lozada tendría su oportunidad cuatro años después, ganando las elecciones y jurando como presidente para la gestión 1993 a 1997 junto al katarista Víctor Hugo Cárdenas como acompañante de fórmula. En esa etapa aplicó el “Plan de Todos”, con la nueva reforma educativa, la descentralización o participación popular, la segunda reforma agraria con la titulación de tierras, la creación de la renta para ancianos o Bonosol, y el proceso de capitalización de las empresas públicas que decantó en las cuestionadas privatizaciones.

En 1997 el candidato Juan Carlos Durán no pudo contra Banzer, pero alcanzó un importante porcentaje en las urnas con 18%.

Para agosto de 2002 Sánchez de Lozada volvió a candidatear y ganar la elección, esta vez con el periodista e historiador Carlos Mesa como vicepresidente.

Su gestión, empero, fue efímera y luctuosa.

Un impuesto al salario en febrero de 2003 disparó las protestas populares y con ello el enfrentamiento entre policías y militares con el saldo de decenas de muertos, incluidos civiles en plena plaza Murillo. Para octubre el anuncio de la exportación de gas por puertos chilenos desató otra crisis social que derivó en la “guerra del gas” con su epicentro, la ciudad de El Alto. El saldo 60 muertos.

El costo político para Sánchez de Lozada fue lapidario, tuvo que renunciar y huir a Estados Unidos, donde radica actualmente. En Bolivia figura como “prófugo”, por un caso interno que quedó estancado por la demanda civil que se ventiló en Washington hasta 2018.

Para el MNR, la “guerra del gas” no fue otra cosa que la estrategia de Mesa y los líderes sindicales de entonces como Evo Morales y Felipe Quispe, para dar un golpe de Estado e instaurar el germen del socialismo del siglo XXI en Bolivia.

El golpe al MNR fue mortal.

La siguiente elección tuvo a un candidato invitado, el boliviano de ascendencia japonesa Michaki Nagatani. El porcentaje apenas alcanzó para un par de diputaciones a favor del MNR en 2005.

Tras alianzas regionales y evidente división interna, el MNR se movió debajo del radar electoral hasta 2019, cuando eligió al empresario tarijeño Virginio Lema como candidato de fórmula, con otro katarista histórico, Fernando Untoja, como acompañante. La propuesta de tinte liberal del “nuevo MNR” no alcanzó a los rosados.

Este domingo 20 de octubre, el MNR, con datos proyectados por la encuestadora “oficial”, llegó al 0,8% de los votos, muy por debajo del 3 por ciento requerido para mantener la sigla y la personería jurídica, sellando su desaparición del mapa político boliviano. (VisorBolivia)