La Paz, 12 may.- Bocinazos, petardos, explosión de cachorros de dinamita, altavoces en la calle anunciando productos o simplemente la venta de música se constituyen en un problema que el ciudadano debe enfrentar a diario y que puede afectar su calidad de vida.
Además de la pérdida de audición, los ruidos a los que se expone una persona en la calle pueden conllevar efectos psicológicos negativos como la pérdida de sueño, estrés e incluso la falta de apetito sexual.
La psicóloga Clara Sánchez explica que el ruido puede llevar a la persona a un estado agresivo por la impotencia que tiene al sufrir la contaminación acústica diaria.
“El ruido tiene un efecto acumulativo porque disminuye la tolerancia a la frustración y de esta manera indirecta es como se conecta con la agresividad”, asegura.
La psicóloga explica que el sonido excesivo y molesto provocado por el tráfico vehicular, las industrias, locales de ocio, aviones, vehículos o incluso personas produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de la gente.
“Venir al centro es insoportable, tienes que aguantar cosas como los bocinazos de los minibuses, y encima el pitido del varita para ordenar que dejen de hacer ruido”, asevera Constanza Rodríguez, quien vive en un barrio al sur de la ciudad.
Para ella, los nervios son los más afectados cuando debe hacer alguna encomienda en el centro, ya que además debe lidiar con los embotellamientos y el mismo ritmo acelerado de los citadinos.
El director de Calidad Ambiental de la Alcaldía de La Paz, Efraín Fernández, explica que en una conversación común se puede alcanzar hasta 65 decibeles (medida del sonido), mientras que en una discoteca se puede superar los 100, lo que de alguna manera puede perjudicar el sentido del oído.
Para la psicóloga el asunto no es tan sencillo, no termina en la posibilidad de perder el sentido del oído, ya que la contaminación acústica además causa pérdida de sueño, fatiga, estrés por el aumento de hormonas como la adrenalina; también puede causar depresión y ansiedad, pasando por la irritabilidad, agresividad y finalmente falta de deseo sexual o inhibición sexual.
“Uno de los efectos menos esperados de la exposición prolongada al ruido puede ser la inhibición sexual. Las consecuencias del ruido se manifiestan hasta años después de su acción, y su principal consecuencia es la pérdida auditiva”, dice Sánchez.
El ruido produce en algunas personas dificultades para conciliar el sueño. Sánchez aclara que el sueño es una actividad que ocupa un tercio de nuestras vidas y nos permite descansar, ordenar y proyectar nuestro consciente, por lo que interrumpirlo daña la salud.