25 jul.- En una entrevista, el presidente del empresariado privado nacional, Daniel Sánchez, realizó un balance del primer semestre de este 2012 y, en ese marco, destacó el crecimiento dinámico que registró la economía nacional, además de la estabilidad de precios.

En ese contexto, resaltó el comercio y la construcción como parte de los ejes que marcan el desarrollo empresarial y elogió el compromiso del sector agroindustrial para consolidar la seguridad y soberanía alimentaria del país.

Daniel Sánchez, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).Sin embargo, apuntó a la burocracia de las entidades públicas y al flujo del contrabando como factores que dificultan el desarrollo del sector privado.

—¿Cuál es su balance del comportamiento económico en el primer semestre de este 2012?

—Las cifras de recaudación impositiva confirman que creció el ingreso de impuestos, y no porque haya mayor eficacia en la recolección, sino porque el movimiento económico fue muy dinámico en estos seis meses, lo que creó mayores ingresos, al margen de los que se generan por gas y minería. Las empresas han pagado muchos más impuestos a las utilidades (IU), al valor agregado (IVA) y a las transacciones (IT).

Adicionalmente, las importaciones de materias primas y productos terminados se incrementaron en la parte formal. Pero la informalidad es también muy grande y el contrabando hace que la carga impositiva se dirija sólo al grupo formal.

—¿Qué sector es más dinámico?

—El sector comercial tiene un dinamismo impresionante, las importaciones se multiplicaron y han generado mayor dinamismo, pero también se multiplicó el contrabando. La evasión fiscal de los controles aduaneros fronterizos deja que prosiga el ingreso de ropa usada y de mercadería china que no paga aranceles, lo que hace incompetitiva a la industria y el comercio formal.

Otro sector que creció enormemente es la construcción, que sigue dinamizando gran parte de la economía nacional. Esto (...) es un parámetro de medición de que aún habrá movimiento hasta el primer semestre del próximo año inclusive, pero se está saturando el mercado de la construcción, y eso estancará el crecimiento.

—¿Qué medidas se deben asumir contra el contrabando, tomando en cuenta que algunos sectores apuntan a la competencia desleal de países como Argentina por los cambios en su moneda?

—Antes de la devaluación de la moneda argentina y el control de dólares que dictó ese país, se vendían en las fronteras más productos bolivianos por ser más baratos, pero hoy pasa lo contrario. Se encuentran alimentos y otros productos a la mitad de precio del producto nacional y eso afecta al empresario exportador boliviano.

Se debe tomar en cuenta que los cambios de moneda que sufren países como Argentina y Brasil pueden volver menos competitiva a la industria boliviana en algún momento.

—¿Qué se debe hacer para proteger a la industria de esos cambios monetarios?

—Hay muy poco que se pueda hacer en ese sentido. (Hay que) tomar políticas proteccionistas, y no me refiero a proteger al empresariado boliviano, sino al país de la mercadería que entra sin pagar impuestos, que las aduanas mejoren sus tiempos logísticos de desaduanización de productos para que hagan más fácil la posibilidad de ser importador formal y no fomentar la informalidad por la burocracia interna, pago de impuestos e inspecciones del Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria).

—En cuanto a generación de empleo, ¿cómo ha contribuido en este aspecto el empresariado nacional?

—Las empresas han crecido en formación y contratación de mano de obra. Entre las formales hay estadísticas lógicamente. Pero, también las empresas sin registro, la parte oscura de la economía, generan empleos (aunque) no de calidad como los que crean las formales ni de largo tiempo, pero la tasa de desempleo es relativamente baja en el país.

—¿Cuánto empleo formal han creado los empresarios formales?

—Es difícil dar una cifra, pero el crecimiento industrial, comercial, minero y de la construcción han hecho que ahora sea muy difícil encontrar obreros para las textileras, la industria de metal mecánica o plástica.

Uno pone un cartel en la puerta de la fábrica precisando obreros y no aparecen porque no hay mucha gente o están haciendo trabajos de cuenta propia.

Entonces, es bastante difícil encontrar personal, lo que en términos comparativos con otros países es también complicado porque te resta competitividad y productividad porque no hay personal disponible este momento.

—Respecto de la inflación ¿cuál es su balance en estos últimos meses?

—Creo que estuvo bastante controlada, no hubo sobresaltos. Generalmente esto sucede cuando hay rumores de alza de la gasolina o la escasez de un producto.

Los empresarios están haciendo bien su trabajo para que no falte producción de alimentos. La CAO (Cámara Agropecuaria del Oriente), la Anapo (Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas), los exportadores de Santa Cruz están trabajando mucho para que no falten alimentos y eso es ponderable.

Igual, hay que destacar el esfuerzo y las medidas de las instituciones llamadas a cubrir el déficit alimentario del país, así que creo que mientras les demos condiciones, la inflación, no sólo en este semestre, sino en lo que va del año, será bastante controlada.

—¿Bolivia está avanzando en lo referido a seguridad y soberanía alimentaria?

—Desde el punto de vista de la producción, la Cadex (Cámara de Exportadores de Santa Cruz) y la Anapo trabajan intensamente con el Gobierno para evitar que falten alimentos y generar emprendimientos agroindustriales. El Gobierno tiene que apoyar al sector exportador de oleaginosas para hacer un recambio de cultivos, tiene que permitir las exportaciones de forma más ágil para que la rotación de los productos en los silos sea mucho más rápida.

—¿Cómo se puede promover la industrialización de alimentos?

–Bueno, es una diversidad de aspectos que hay que tomar en cuenta. Produces, pero tienes que venderle a alguien. Si el mercado interno es chico, tienes que exportar y para exportar tienes que conseguir mercados, y para ello no sólo cuenta el empeño del empresario, sino el del Gobierno, (que) acompañe en políticas de apertura de mercados o acuerdos que permitan entrar en los niveles en los cuales comercializan países como Perú, Chile, Argentina o Brasil, que tienen tratados firmados.

Se tienen que mejorar las carreteras, la burocracia del comercio exterior, las aduanas, que ya no dan abasto. Es un conjunto de cosas que tienen que alinearse para ser un país serio, tal que sus productos puedan ser industrializados para exportarlos.