El ciberespacio es una suerte de biblioteca virtual en el que, con un simple “clic” en un motor de búsquedas, encontramos los libros de cualquier rincón del mundo, sin perder tiempo, ni ocupar espacio ni gastar un solo centavo, aparte de que nos permite descargar de Internet el título que nos interesa y disfrutar de su lectura en la pantalla estemos donde estemos: en la cama, el viaje, el aula, la cocina o el parque, puesto que la literatura seguirá siendo buena o mala, sea en el soporte que sea, se lea en pergamino, papel o computadora portátil.
En la actualidad, en los países más desarrollados, donde cada hogar cuenta con una o más computadoras y celulares inteligentes, las personas tienen una relación más frecuente con los medios virtuales que en los países en vías de desarrollo, como es el caso de Bolivia, donde un gran porcentaje de la población no tiene todavía acceso a este medio de información y comunicación.
Sin embargo, ahora se requiere que los estudiantes tengan acceso al menos a una computadora en el hogar para seguir sus estudios a través de los medios virtuales, sobre todo, cuando se sabe que en un futuro inmediato los estudios para varias profesiones se podrán seguir vía Skype, que es una red virtual de comunicación, donde tanto el profesor como los alumnos estarán conectados a través de Internet.
El ciberespacio, asimismo, constituye un ámbito adecuado para la creación literaria, debido a que en él se puede publicar con gran facilidad y libertad. De ahí que la literatura, como resultado específico del uso de Internet y la edición digital de libros, se conoce entre los internautas con el nombre genérico de “ciberliteratura”. Se trata de una innumerable cantidad de libros cuyo diseño gráfico, tanto en la forma como en el contenido, permite emular la versatilidad del libro editado en soporte papel y de manera tradicional.
La poesía digital, sin ir muy lejos, tiene más lectores que el poemario impreso en papel, ya que las nuevas tecnologías la difunde de manera masiva a través de un medio digital (página Web, Blog, Facebook, Twitter, Youtube, WhatsApp, etc.), con las ventajas que antes no tenían los poetas que imprimían pocos libros y los distribuían sólo entre amigos y su país de origen, debido a los costos de envío por correo normal y la falta de mecanismos que permitieran su difusión más allá de las fronteras nacionales; en cambio en la actualidad, con los instrumentos que brindan las nuevas tecnologías de la informática y las editoriales digitales, es posible que un poeta pueda difundir su obra en cualquier país del mundo a través de las redes de Internet.
Este medio de comunicación se ha convertido en la gran alternativa para la producción cultural y literaria modernas, habida cuenta de que es un espacio de producción y escenario de visualización. Muchos son los escritores jóvenes que cuentan con su propia Weblog, a manera de diario, para difundir sus textos y actividades. Y no pocos ofrecen una interacción entre autor y lector una vez que publican sus libros en formato digital. Tampoco es raro que muchos de ellos participen en la elaboración de un texto o en la modificación, de los mismos, dependiendo de los objetivos que se tengan en la llamada “escritura colaborativa”.
Con todo, y a pesar de las ventajas ofrecidas por las nuevas tecnologías, la computadora fue señalada como un instrumento que amenazaba la capacidad creativa del escritor, de quien se creía que pensaba y escribía mejor con un tintero y una plumilla en la mano. Se dijo también que los libros digitales serían una amenaza para el libro en soporte papel, que las bibliotecas desaparecerían y la escritura electrónica generaría problemas ortográficos y gramaticales, que afectaría a los estudiantes en sus calificaciones correspondientes a las asignaturas de lenguaje y literatura. No obstante, estas afirmaciones se fueron disipando con el paso del tiempo y la Era digital ingresó con paso de parada en nuestra vida familiar, escolar y profesional.
¿La literatura digital desplazará al libro impreso?
Está claro que el libro impreso, como objeto manuable, con olor a tinta e incluso como ornamentación de una biblioteca personal, no sucumbirá al avance de las nuevas tecnologías, pero tampoco detendrá la expansión de las ediciones digitales que, cada día y con mayor ímpetu cada vez, se multiplican como hongos después de las lluvias.
Ahora mismo se están creando una serie de bibliotecas virtuales en varios países, especializadas en temas y categorías específicas, que serán usadas en los futuros trabajos de investigación. Es decir, el usuario ya no tendrá la necesidad de asistir a una biblioteca pública y sentarse en una mesa para leer los libros e investigar, pues todo trabajo de investigación que antes se realizaba entre las cuatro paredes de una biblioteca, ahora se lo realizará entre las cuatro paredes de un hogar.
Claro que esto no impedirá la existencia de bibliotecas escolares, donde los niños se seguirán reuniendo para desarrollar diversas actividades relacionadas a los procesos de aprendizaje y socialización, porque una biblioteca escolar, con libros impresos en papel, con ilustraciones a todo color y en materiales formidables, seguirán siendo no sólo un patrimonio de la cultura nacional y universal, sino también objetos indispensables en el desarrollo del proceso educativo y la formación de los hábitos de lectura, con o sin la intervención de las nuevas tecnologías de información y comunicación.