La Paz, 11 mar.- A un año y tres meses de la masacre de Senkata (El Alto) y de Sacaba (Cochabamba), apenas hay un aprehendido, el almirante Flavio Gustavo Arce San Martín, por su supuesta participación en el golpe de Estado, sindicado por los delitos de sedición, terrorismo y conspiración. Las víctimas claman justicia y que se acelere la investigación.

El periodista de radio Wayna Tambo, Mario Rodríguez, y la vecina del Distrito 8, Iveth Saravia, quienes fueron testigos y partícipes de los hechos ocurridos en las jornadas de noviembre de 2019, compartieron su relato en el programa Memorias que se emite por la Red Patria Nueva.

Ataúdes de los difuntos de la masacre en Senkata de El Alto.
Ataúdes de los difuntos de la masacre en Senkata de El Alto.

“La primera víctima (en caer) fue una señora de pollera que vendía en la puerta de la planta de gas y cuyo cuerpo no ha sido recuperado hasta la fecha. El forcejo ocurre porque los vecinos querían recuperar el cuerpo pero (los militares) lo metieron a la planta de gas”, graficó el comunicador.

Después cayeron otros muertos y heridos, relató Rodríguez.

“Cuando cayó el muro (de la planta de gas) empiezan a caer los otros muertos. Uno de ellos era un jovencito de 24 años al cual tratamos de salvarle, tenía una bala atravesada a la altura de la cadera, pero no teníamos medicamentos para salvarle la vida. Poco después lo llevaron a una de las postas, pero había perdido mucha sangre”, indicó.

“¿Por qué nos están disparando?, ¡nosotros no estamos armados!”, les gritó Saravia a los militares en el momento en que trataban de llevarse al interior de la planta de gas el cuerpo de otra persona que estaba en la carretera Oruro-La Paz, pero recibió como como respuesta: “Nosotros no estamos disparando”.

Saravia informó que, un día antes, alguien le llamó para alertarle que había llegado un contingente de Satinadores de la “Escuela de Cóndores de Bolivia” de Sanandita que estaban parapetados en el interior de la planta de gas, quienes empezaron a disparar gases y balas contra la multitud.

Los hechos también fueron investigados por la Comisión de la Asamblea Legislativa Plurinacional que indagó las masacres de Senkata y de Sacaba, que ocasionaron la muerte de alrededor de 20 personas.

El informe de la comisión manifiesta que la violenta represión policial y militar dejó alrededor de un centenar de heridos, detenidos y torturados, quienes sufrieron la vulneración de sus derechos y garantías constitucionales.

Cipriano Rogelio Chapetón, de 31 años, relató: “Yo me estaba dirigiendo a la (feria) 16 de Julio comprar una tuerca para mi máquina y en ese momento me han disparado, en ese momento he sentido un golpe duro y dije ¿Qué ha pasado? Entonces pensé que me habían arrojado una piedra, yo no pensaba que era bala, me fijé mi brazo y entonces estaba colgando”.

“Hemos llegado al hospital Boliviano-Holandés y directo los doctores y enfermeras nos han agredido ‘por qué han ido’, ‘ahí pues ustedes se han ganado’, ‘ustedes son masistas’, ‘ahora directo van a ir a la cárcel, son unos sediciosos, vándalos, terroristas’, ‘ahora llámenle al Evo pues, que les haga curar él’ y ahí han entrado los policías y nos han amenazado con detenernos”, manifestó.

Ahora, a un año y tres meses de ese hecho, la Fiscalía investiga y prepara un juicio en contra de los autores materiales e intelectuales de las masacres para mostrar la represión ordenada por la gobernante de facto y ejecutada por los militares y policías que dispararon contra un pueblo armado de valor y coraje para defender las conquistas sociales de 15 años. (ABI)